América Latina (AL) está dando pasos importantes en la integración de los mercados eléctricos nacionales. El Sistema de Interconexión Eléctrica para América Central (SIEPAC) se ha convertido en un proyecto de integración energética de referencia para toda la región. Se trata de una línea de transmisión eléctrica que se extiende desde Panamá hasta Guatemala, pasando por Costa Rica, Nicaragua, Honduras y El Salvador. Este proyecto se complementa con otras conexiones extrarregionales (algunas terminadas, otras proyectadas) que permitirán conformar un corredor con intercambios de energía entre los sistemas eléctricos de los países de la región.
Cuando hablamos de integración regional, usualmente solemos pensar en términos de comercio o inversiones. Sin embargo, otros aspectos no económicos relacionados con la integración física, cobran suma relevancia para mejorar la competitividad y garantizar un crecimiento económico sustentable. Este es el caso de la integración energética, entendida no sólo como la interconexión estratégica de redes nacionales de energía en corredores internacionales que permitan un suministro estable, seguro y una distribución uniforme de la oferta energética entre los distintos demandantes regionales; sino además la puesta en operación de instituciones regionales que aseguren la operación, regulación y manejo de la red energética interconectada.
Los países latinoamericanos han hecho importantes esfuerzos de cooperación y complementación para interconectar energéticamente sus territorios. Solo para destacar algunas iniciativas importantes se mencionan: 1) el Programa de Integración Energética Mesoamericana (PIEM) en el marco del Proyecto Mesoamérica, que busca desarrollar los mercados regionales de petróleo, electricidad, gas natural, así como en la promoción del uso de energías renovables; 2) la decisión 536 de 2002 en el ámbito de la Comunidad Andina que facilitó intercambios de energía eléctrica entre sus miembros; 3) proyectos hidroeléctricos binacionales como Salto Grande (Argentina y Uruguay) en 1979, Itaipú (Paraguay y Brasil) en 1984 y Yacyretá por parte de miembros del Mercosur en 1998; 4) gasoductos de exportación entre Argentina con Chile, Brasil y Uruguay; 5) la iniciativa de Cooperación Energética Petrocaribe entre la subregión caribeña y Venezuela; entre otros.
En materia estrictamente eléctrica, estos importantes antecedentes de interconexión física que se mencionan no pueden caracterizarse como casos de efectiva integración del sistema eléctrico, puesto que en ellos las centrales eléctricas comunes y de los sistemas nacionales no funcionan coordinadamente, ni se crearon instituciones supranacionales, ni marcos jurídicos regionales que regulen conjuntamente la generación y suministro de energía. En otras palabras, existen importantes diferencias entre interconexión e integración. La interconexión física a través de una línea de transmisión transfronteriza es apenas el primer eslabón dentro de un proyecto de integración eléctrico efectivo. Una vez alcanzada la conexión física supranacional, pueden existir diversos grados de integración del sistema regional de electricidad.[1]
El Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC, véase visualización interactiva) es el caso más avanzado dentro de toda AL de integración energética, ya que ha puesto en operación un verdadero mercado integrado centroamericano, caracterizado por el despacho único y centralizado de energía eléctrica, donde no hay diferencias entre participantes nacionales o extranjeras. Tras la consolidación de su funcionamiento, el proyecto se ha convertido en un paradigma de integración energética en toda la región de AL.
Diseñado en 1997 y con una inversión de US$ 494 millones, en una primera fase el SIEPAC implementó una línea de transmisión eléctrica que se extiende desde Panamá hasta Guatemala, pasando por Costa Rica, Nicaragua, Honduras y El Salvador. La infraestructura del SIEPAC consiste en una línea eléctrica de 230KV (kilovoltios), con una capacidad de 300MV (megavatios) y 1.800 km de longitud, además de sus bahías y subestaciones respectivas. La línea es operada por la Empresa Propietaria de la Red (EPR), la cual es propiedad en partes iguales de las empresas estatales de transmisión de cada uno de los países centroamericanos, más los tres socios extra-regionales: ISA de Colombia, CFE de México y Endesa de España.
En una fase posterior, con la entrada en vigencia en junio del 2013 del reglamento del Mercado Eléctrico Regional (MER), el SIEPAC pone en funcionamiento instituciones supranacionales que regulan el esquema y garantizan la confiabilidad en el suministro eléctrico; profundizando el nivel de integración regional del sistema. El MER funciona como un mercado ampliado, que opera de manera paralela a los sistemas nacionales existentes y donde los seis países miembros del SIEPAC pueden realizar transacciones de electricidad entre ellos para equilibrar la oferta y demanda regional. En otras palabras, el MER facilita la compra de energía por parte de aquellos países en los cuales la demanda local supera las capacidades domésticas de abastecimiento, así como también la venta de excedentes, en el caso contrario. Este mecanismo regulatorio del mercado permite optimizar el abastecimiento eléctrico en la región centroamericana, al reducir los costos medios de generación, mejorar la estabilidad e uniformidad en el suministro de energía eléctrica.
Adicionalmente, el SIEPAC crea incentivos para el desarrollo de proyectos de generación eléctrica regionales de mayor tamaño y eficiencia, que aprovechan las economías de escala creadas por el mercado ampliado. De esta manera, se estimula el aumento de la oferta de energía, tanto en energías tradicionales (no renovables) como en renovables, colaborando en la diversificación de la matriz energética de la subregión.
El SIEPAC se extiende desde Panamá hasta Guatemala, pasando por Costa Rica, Nicaragua, Honduras y El Salvador
Consiste en una línea eléctrica de 230 KV (kilovoltios), con una capacidad de 300 MV (megavatios) y 1.800 km de longitud
El SIEPAC más las interconexiones México-Guatemala (concluida) y Panamá-Colombia (prevista) conformarán una red de 2.500 km de longitud
El SIEPAC forma parte del Proyecto Mesoamérica (PM), un espacio político de alto nivel que promueve la cooperación, desarrollo e integración regional en distintas áreas, entre las cuales se encuentra la energía. En el marco del PM, al SIEPAC se le sumaron dos interconexiones eléctricas extrarregionales: Guatemala-México, operativa desde el año 2009 y Panamá-Colombia, todavía en fase de diseño. Los tres esquemas en conjunto, conformarán una red eléctrica de 2.500 kilómetros de extensión.
Adicionalmente, en línea con la visión integracionista y en aras profundizar el intercambio de energía eléctrica entre los países andinos, en abril de 2011 se constituyó el Sistema de Interconexión Eléctrica Andina (SINEA). El SINEA busca la integración del mercado energético entre los países que componen la Comunidad Andina (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia que participará como país observador en una primera etapa) y Chile como país asociado a esta entidad. Si bien incipiente, este proyecto prevé el desarrollo de un Corredor Eléctrico Andino para el año 2020.
Al sumarse el SINEA, la región de AL ampliará el alcance de la interconexión energética en el continente, ya que se tendrá un corredor eléctrico que permitirá establecer de manera continua intercambios de energía entre los sistemas nacionales desde México hasta Chile, beneficiando a los habitantes y empresas de esos países en términos de costos y calidad de la provisión de electricidad.
La interconexión eléctrica, habilita a los países a intercambiar electricidad, exportando la electricidad excedente e importándola cuando su suministro escasea por debajo de las necesidades de consumo. Así, el desarrollo de redes energéticas interconectadas basadas en principios de cooperación entre los estados parte, son un gran paso hacia la integración física de la región puesto que favorecen el aprovechamiento y redistribución de excedentes energéticos, que de otra forma serían subutilizados; contribuyendo al uso eficiente de recursos naturales escasos y, por ende, a la mejora de la competitividad de la región. Ahora bien, la interconexión eléctrica es condición necesaria pero no suficiente para que la integración energética efectiva se materialice. Se han logrado importantes avances en la materia, pero aún persisten grandes desafíos por afrontar, tanto en términos de infraestructura física, así como de instituciones regionales y de adaptación y fortalecimiento de marcos jurídicos nacionales y regionales.
[1] Para mayor detalle acerca de las diferencias entre interconexión e integración, véase Banco Mundial (2011).