Las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) han revolucionado la organización de la producción de numerosos productos y servicios. Entre otros desarrollos, ha emergido un modelo de producción en el cual se coopera en gran escala en forma descentralizada.
Gracias a la revolución de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), un creciente número de productos y servicios están siendo desarrollados por un gran número de actores autónomos que participan en el proceso de producción. Estos actores, muchos de los cuales son usuarios del producto que co-producen, realizan contribuciones voluntarias, sin un contrato o salario, y deciden libremente cuál es la tarea que van a realizar. La organización de esta co-producción es altamente descentralizada y la colaboración se realiza a gran escala. Si bien los contribuyentes son autónomos y sus actividades están descentralizadas, crean productos y servicios complejos, sofisticados y competitivos mediante una elaborada división del trabajo en un proceso altamente eficiente. Este fenómeno se puede interpretar como una nueva forma de producción e innovación cuya característica distintiva es el mecanismo de gobernanza, la colaboración. Los co-productores no coordinan la colaboración entre ellos a través del mercado o jerarquías, tampoco siguen los mecanismos tradicionales de intercambio del mercado. Las contribuciones se hacen sin recompensa, los bienes y servicios producidos se caracterizan por el acceso gratuito a los mismos y se convierten en bienes públicos. En otras palabras, esta nueva forma de producir e innovar prescinde de derechos de propiedad intelectual para generar incentivos en los productores.
El ejemplo más estudiado y conocido de esta nueva forma de producción e innovación es el desarrollo de software de código abierto (open source software – OSS), aunque el espectro de producción colaborativa es más amplio, ya que incluye productos y servicios como YouTube, Facebook y otras redes sociales. El OSS ha generado un nuevo paradigma en la industria del software, afectando la gestión de las innovaciones, el desarrollo y la distribución del software. Si bien en su versión pura el OSS requiere sólo de la producción colaborativa de co-productores autónomos y no necesita de las firmas, las últimas han incorporado este tipo de producción en sus prácticas a través de la colaboración con actores externos que complementan su oferta.
2006-2012
2010-2012
Actualmente, el OSS se ha establecido en varios segmentos de mercado, abarcando desde sistemas operativos (Linux), software intermedio (middleware), y productos para usuarios finales (reproductores, office suites y juegos). Sin embargo, la mayor parte de la investigación en estas prácticas ha puesto el foco en proyectos de OSS independientes. La evolución del número de proyectos de OSS en el mundo ha sido explosiva, con un crecimiento de casi 810% entre 2006 y 2012 (visualización). La actividad del OSS enfatiza la necesidad de las firmas de mantener el acceso a capacidades externas en lugar de aprender puertas adentro, como también adoptar las prácticas de la innovación abierta (en lugar de protegerlas o mantenerlas en secreto) ya que la existencia de bienes públicos de OSS ha cambiado el foco de la competencia en la industria del software porque el foco se está desplazando del producto a los servicios.
Los cambios en la industria del software nos han demostrado que en ese sector es posible producir e innovar eliminando o reduciendo la protección, ya sea a través de co-productores libres e independientes, o en menor medida, a través de firmas colaborativas. Estos nuevos modelos crean nuevas oportunidades de negocios, oportunidades que América Latina y el Caribe podrían aprovechar a través de políticas económicas que incentiven nuevos emprendimientos que capitalicen los beneficios del libre acceso a los nuevos bienes públicos.
