El lobby es la persuasión a legisladores y decisores por parte de grupos de interés público o privado y su regulación y transparencia es fundamental por la obvia razón de que se trata de la toma de decisiones que pueden ir en contra del interés público. Esto no implica que todo el lobby sea negativo o problemático, siendo por ejemplo los grupos de la sociedad civil que luchan por la adquisición de derechos parte de este grupo.

Sin embargo, la preocupación radica en casos cuando grupos o corporaciones cuentan con grandes recursos y por ende mayores posibilidades para impulsar su agenda, aún si ésta va en prejuicio de otros sectores de la sociedad.

La regulación debe lograr que estos procesos sean transparentes para el monitoreo público de la toma de decisiones a través de una legislación abarcativa y obligatoria que permita ver quiénes son sujetos de lobby, por parte de qué personas y en representación de qué intereses. Combinando esta información con otros datos como declaraciones patrimoniales y conflictos de intereses que mencionábamos anteriormente o los datos de los parlamentos abiertos que se abarcan en esta guía, se dificulta la ocultación de influencias o desequilibrios de representatividad o de información.